PERIODICO DE BARRIO PUEBLO SAN VICENTE

Periódico que difunde historias de los personajes del barrio, actividades sociales y culturales; e instancias de participación ciudadana.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Un espíritu colectivo recorre las calles de San Vicente



















El ángel Vicente reparte sueños, construye y destruye odios y amores desde la plaza Lavalle. Cuentan los primeros pobladores que es el principal culpable de incubar una atmósfera de ensueño, que condena a los habitantes del barrio que se fueron a la añoranza eterna por el pago que los vio crecer. El mismo sentimiento abraza los corazones de quienes habitan las calles y manzanas de La República, echan raíces tan profundas que ni el éxito o el dinero han logrado destruir esta querencia; quienes hacen dinero en este barrio allí se quedan.

Por eso dicen que este espíritu existe, por el sentimiento comunitario que palpita junto al cordón de la vereda, en las puertas de la escuela, en cada comercio de la avenida San Jerónimo, o debajo de la baldosa de alguna casona. Es un alma colectiva que se alimenta de ese imaginario que vaga por cada rincón, que alimenta cada día las leyendas y costumbres que sostienen a esta comunidad.

No es tarea fácil evitar que se echen al olvido los grandes relatos que nacieron desde estas mismas calles, si se pierden una parte del ángel muere con ellos. Habrá entonces, todos los días, que volver a tejer esta trama significativa de historias que nos identifican y nos enlazan a estas paredes de concreto y sus veredas.

Algunos señalan que esta ánima caritativa eligió estas latitudes para quedarse porque es un barrio como la vida misma que comienza en una maternidad y termina en un cementerio, que tiene su propio lobizón, y su propio templo cuartetero en Sargento Cabral, cuyas esquinas están pobladas de muchachos; y ya no tan muchachos pero que siguen convocándose en el café de siempre.

Quizás es el momento adecuado de recordar a los que todavía no se fueron el por qué se quedaron, valorar el patrimonio arquitectónico de sus viejos caserones, desentrañar la historia que se esconde en cada rincón y hacerla propia.

Ilustración: José Rivadulla.

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